viernes, 29 de octubre de 2010

Breve historia de las apariciones de la Virgen María en Medjugorje (parte I)

En Medjugorje (Citluk, Bosnia y Herzegovina) por más de veinte años, seis testigos fidedignos perseverantemente dan fe bajo juramento que, desde el 24 de junio de 1981, la Bienaventurada Virgen María se les aparece hasta el día de hoy.

El primer día:

En la fecha citada, hacia aproximadamente las seis de la tarde, en al zona de la colina de Crnica, conocida como Podbrdo, los niños Ivanka Ivankovic, Mirjana Dragicevic, Vicka Ivankovic y Milka Pavlovic vieron a una increíblemente bella mujer joven, con un niño pequeño en brazos. No les dijo nada, pero les indicaba con gestos que podían acercarse. Sorprendidos y asustados, tuvieron miedo de hacerlo, aunque pensaron inmediatamente que era la Virgen.

El segundo día:

El 25 de junio de 1981, los niños quedaron en encontrarse nuevamente en el mismo lugar donde el día anterior se había aparecido la Virgen, esperando verla nuevamente. De repente hubo un destello de luz, los niños miraron hacia arriba y vieron a la Virgen, esta vez sin el niño.

Era indescriptiblemente bella, sonriente y alegre. Les hizo un gesto para que se acercaran, los niños se animaron y subieron hacia Ella. Inmediatamente cayeron de rodillas y empezaron a rezar el Padrenuestro, Avemaría y Gloria. La Virgen rezaba con ellos, menos el Avemaría.

Después de rezar, empezó a hablar con los niños. Lo primero que le preguntó Ivanka fue por su madre, que hacía dos meses que había fallecido. Mirjana pidió a la Virgen alguna señal para dar a la gente y demostrarle que no estaban locos o mentían, como algunos habían dicho.

La Virgen dejó a los niños, finalmente con estas palabras: “¡Dios esté con vosotros, mis ángeles!”. Antes, cuando le preguntaron si la volverían a ver al día siguiente, les contestó asintiendo con la cabeza.

Según los videntes, todo el encuentro fue indescriptible. Ese día, dos niños que formaban parte el grupo del primer día, no estaban: Ivan Ivankovic y Milka Pavlovic. En su lugar vinieron Marija Pavlovic y Jakov Colo. Desde entonces, según esos seis niños, la Virgen se les aparece regularmente.

El tercer día:

El 26 de junio de 1981, muy ilusionados, los niños esperaron hasta las seis de la tarde (hora en la cual la Virgen se les había aparecido previamente). Iban hacia el mismo lugar, el monte Podbrdo, para encontrarse con Ella. Estaban muy contentos, aunque al preguntarse cuál sería el resultado de todo aquello, su alegría se mezclaba con temor. A pesar de todo, los niños sentían una fuerza interior que les empujaba a encontrarse con la Virgen.

De repente, mientras estaban camino al encuentro, una luz destelló tres veces. Para ellos y para los que los seguían, era una señal indicando el paradero de la Virgen. De golpe, Ella desapareció, pero cuando los niños empezaron a rezar, volvió a acudir. Estaba alegre y sonriendo serenamente, y otra vez más, su belleza era irresistible.

Cuando salieron de la casa, algunas mujeres mayores les aconsejaron llevar agua bendita para asegurarse de que la visión no fuera el demonio. Cuando estuvieron con la Virgen, Vicka tomó el agua y la tiró en su dirección diciendo: “Si tu eres nuestra Madre Bendita, por favor quédate, y si no, aléjate de nosotros”. La Virgen sonrió al oír esas palabras y se quedó con ellos. Entonces Mirjana le preguntó su nombre y Ella le contestó: “Soy la bienaventurada Virgen María”.

Ese mismo día, bajando del Podbro, la Virgen se apareció nuevamente, esta vez sólo a Marija, diciendo: “Paz, paz, paz y solo paz”. Detrás de Ella, Marija pudo ver una cruz. La Virgen lo ratificó con lágrimas: “La paz debe reinar entre el hombre y Dios, y entre todos los pueblos”.

El cuarto día:

El 27 de junio de 1981, la Virgen se apareció tres veces a los niños y dio a los sacerdotes el siguiente mensaje: “Han de creer firmemente y han de cuidar la fe del pueblo”. Nuevamente, Jakov y Mirjana pidieron una señal porque la gente había empezado a acusarles de mentir o de tomar drogas. “No tengáis miedo de nada”, es contestó la Virgen.

Antes de despedirse, al preguntarle si volvería, dijo que lo haría. Bajando el Podbro, la Virgen se apareció una vez más para despedirse con estas palabras: “¡Que Dios esté con vosotros, mis ángeles, idos en paz!”.

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