domingo, 6 de febrero de 2011

"La aventura de la castidad" de Dawn Eden (II)

Si cree que está lista para encontrar a la persona correcta y casarse, ese deseo debe ser parte de su vida de oración.

Algunas personas recomiendan orar día y noche para que se les envíen un marido. Yo no. Hice eso por un largo tiempo y descubrí que no sólo no recibí un esposo, sino que yo era más fácil de engañar. Cuando conocía a un posible interés amoroso pensaba: ¡Dios está contestando mis oraciones! La idea me hacía precipitar a iniciar una relación personal mientras que pasaba por alto problemas obvios de compatibilidad.

Hoy oro para que Dios me prepare para el matrimonio; para que me envíe un esposo cuando esté lista;: y que me conceda paciencia mientras tanto. También le agradezco por hacer todo en Su buen tiempo. Es difícil decir esta oración cuando me molesta que se esté tomando Su dulce tiempo, pero me recuerda que la experiencia ha demostrado que Dios tiene mejor sentido del tiempo que yo.

Por último, le pido a Dios que bendiga, guíe, fortalezca y proteja a mi futuro esposo. Orar por mi futuro esposo me recuerda que Dios sabe quien es él aún cuando yo no lo sepa. También me hace sentir espiritualmente conectada a él, incluso si todavía nos falta conocernos.

Orar por el deseo de nuestro corazón según la voluntad de Dios es la maera en que nos alineamos con el propósito de nuestra vida. Cuando hacemos nuestros planes sin consultar con Dios somos como trenes con ruedas defectuosas que amenazan con salirse de los rieles. Algo tan sencillo como una oración de todo corazón puede enviarnos en la dirección que se supone que debemos ir.

"La aventura de la castidad" de Dawn Eden

Si usted resiste el ir de bar en bar, tener sexo casual y otras tonterías superficiales que nuestra cultura nos dice que conducirán al matrimonio, usted al final tendrá días en que se preguntará si vale la pena. Después de todo, esas cosas sí conducen al matrimonio. Todas conocemos a alguien que conoció a su esposo en un club nocturo o en una fiesta llena de cerveza.

Considero que la gente que todavía no ha aprendido la castidad es como bebés en gestación: sin forma, incompletos, sin una clara idea de las gracias que podrían florecer en ellos. CUando se casan, de pronto son lanzados a un mundo poco familiar para el que no están listos. Son bebés prematuros.

¿Pueden tener éxito tales matrimonios? Por supuesto. Pero no sin dolores del crecimiento. Como los bebés prematuros, estos recién casados tienen que trabajar más duros que los individuos que están completamente formados para conquistar los peligros de su ambiente poco familiar.. Y así como un nacimiento prematuro puede tener efectos dañinos en un bebé en los años subsiguientes, la gente que se casa sin entender la castidad es raquítica. Será difícil para ellos crecer juntos como deberían, porque todavía tienen que desarrollar dones espirituales que son mejor cultivados antes del matrimonio, como la paciencia, fidelidad y dominio propio. Asimismo, tendrán mayores desafíos que las parejas castas en profundizar sus lazos espirituales porque les faltó profundidad desde el comienzo.

Este período en el que soy una soltera casta es mi gestación. Me esfuerzo por unir mi voluntad a la de Dios, y confío en que Él me está formando. Sé que también está formando a mi futuro esposo.

Al final de cada día, aunque parezca que no estoy más cerca de conocer a mi esposo, sé que en verdad estoy más cerca, porque estoy más cerca de ser la mujer que Dios quiere que sea. Cuando 'nazca' en el matrimonio, los dones espirituales que he desarrollado me ayudarán a crecer junto con mi esposo"