(Salta, Santuario de la Inmaculada Madre del Divino Corazón Eucarístico de Jesús)
Siempre hice mis planes de vida pensando en lo que yo quería o anhelaba, y seguía esos planes según mi parecer. Cuando elegía que camino tomar, oraba y presentaba esos planes a Dios diciendo: “Esto es lo que quiero para mi vida, bendice este plan y permite que se cumpla”. Luego, esa hoja de ruta fallaba y ahí llegaba mi enojo y mi rebeldía contra todos al no entender la verdadera causa de estos fallos.
Planeaba mi vida en función de lo que yo quería o de lo que creía conveniente para mí, pero nunca me pregunté qué quería Dios para mí. Nunca me entregué y dije: “Que se haga en mí Tu Voluntad”.
A partir de hoy me entrego a Ti, Padre. Guía mis pasos según Tu Plan.
14 de noviembre de 2009