martes, 14 de septiembre de 2010

Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz

MARÍA DA A SUS HIJOS TROZOS DEL ÁRBOL DE LA VIDA QUE ES LA CRUZ DE JESÚS

No significa eso que quien ha encontrado a María por medio de una verdadera devoción esté exento de cruces y sufrimientos. Todo lo contrario, es acometido por aquello más que ningún otro; porque María, que es la madre de los vivientes, da a sus hijos trozos del árbol de vida que es la cruz de Jesús; pero, al tallarles buenas cruces, les da la gracia de llevarlas con paciencia e incluso con alegría. Tanto es así que las cruces que ella da a los suyos son, por así decirlo, como dulce de cruz o cruces almibaradas más bien que cruces amargas. O si por algún tiempo gustan la amargura del cáliz que necesariamente han de beber para ser amigos de Dios, el consuelo y la alegría que esta buena madre hace suceder a la tristeza les alienta sobre toda medida a cargar con cruces aún más pesadas y amargas.

San Luis María Grignion de Monfort (1999). El secreto de María (p 29). Buenos Aires, Argentina: Lumen.



miércoles, 8 de septiembre de 2010

Natividad de la Santísima Virgen María




Himno

Hoy nace una clara estrella,
tan divina y celestial,
que, con ser estrella, es tal,
que el mismo sol nace de ella.

De Ana y de Joaquín, oriente
de aquella estrella divina,
sale luz clara y digna
de ser pura eternamente;
el alba más clara y bella
no le puede ser igual,
que, con ser estrella, es tal,
que el mismo Sol nace de ella.

No le iguala lumbre alguna
de cuantas bordan el cielo,
porque es el humilde suelo
de sus pies la blanca luna:
nace en el suelo tan bella
y con luz tan celestial,
que, con ser estrella, es tal,
que el mismo Sol nace de ella.

Gloria al Padre, y gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos. Amén.

O bien

Canten hoy, pues nacéis vos,
los ángeles, gran Señora,
y ensáyense, desde ahora,
para cuando nazca Dios.

Canten hoy pues a ver vienen
nacida su Reina bella,
que el fruto que esperan de ella
es por quien la gracia tienen.

Dignan, Señora de vos,
que habéis de ser su Señora,
y ensáyense, desde ahora,
para cuando nazca Dios.

Pues de aquí a catorce años,
que en buena hora cumpláis,
verán el bien que nos dais,
remedio de tantos daños.

Canten y digan, por vos,
que desde hoy tienen Señora,
y ensáyense desde ahora,
para cuando venga Dios.

Y nosotros que esperamos
que llegue pronto Belén,
preparemos también
el corazón y las manos.

Vete sembrando, Señora,
de paz nuestro corazón,
y ensayemos, desde ahora,
para cuando nazca Dios. Amén.