domingo, 31 de octubre de 2010

Breve historia de las apariciones de la Virgen en Medjugorje II

El quinto día:

El día 28 de junio de 1981, grandes multitudes de todas partes, se juntaron desde temprano. Hacia el mediodía, había unas quince mil personas. Ese mismo día fray Jozo Zovko, el párroco, interrogó a los niños sobre lo que habían visto y oído en los días anteriores.

A la hora de costumbre, la Virgen apareció nuevamente. Los niños rezaron con Ella y luego hicieron preguntas. Vicka le preguntó: “Mi querida Señora, ¿qué quisieras de nuestros sacerdotes?”. La Virgen le contestó: “La gente debe rezar y creer firmemente”. De los sacerdotes dijo que debían ser fuertes en la fe y ayudar a los demás a creer firmemente.

Ese día la Virgen apareció varias veces. Una de esas veces los niños le preguntaron por qué no se aparecía en la parroquia para que todo el mundo la viera. Contestó: “Bienaventurados aquellos que sin haber visto, han creído”.

El sexto día:

El 29 de junio de 1981, los niños fueron llevados a Mostar para un reconocimiento médico, tras el que se les diagnostico como “sanos”. El informe del médico jefe del servicio fue “No están locos los niños, sino las personas que los han traído hasta aquí”.

La multitud ese día, en la colina de las apariciones, fue mayor que nunca. Tan pronto como los niños llegaron al lugar de siempre y empezaron a rezar, la Virgen se apareció. En esta ocasión, la Madre de Dios les exhortó a tener fe, diciéndoles: “La gente debe creer firmemente y no tener miedo”.

Ese día, una doctora que iba siguiendo a los niños durante la aparición, deseó tocar a la Virgen, y sintió un estremecimiento cuando los videntes guiaron su mano al lugar donde se encontraba Su hombro. La doctora, aunque era agnóstica, tuvo que reconocer que: “Aquí, algo extraño está pasando”.

Ese mismo día, un niño llamado Daniel Setka, fue milagrosamente curado. Sus padres lo llevaron a Medjugorje, rezando específicamente para su curación. La Virgen había prometido que esto se haría si los padres rezaban, creían y ayunaban. El niño fue sanado de repente.

El séptimo día:

El 30 de junio de 1981, dos chicas jóvenes propusieron a los videntes irse lejos en coche para dar un paseo. Su intención era llevarlos lejos de la zona y retenerlos hasta después de la hora de las apariciones. Sin embargo, aunque los niños se encontraran lejos del Podbrdo, una llamada interior los incitó a salir del coche. Tan pronto obedecieron y se pusieron a rezar, la Virgen se acercó a ellos desde la dirección del Pobdro, que en ese momento se encontraba a un kilómetro.

De esta manera, la trampa de aquellas jóvenes quedó sin efecto. Muy pronto, luego de este episodio, la policía comenzó a entorpecer, a los niños y a los peregrinos, el camino hacia el lugar de las apariciones. Aunque luego se les prohibió ir, la Virgen siguió apareciéndoseles en lugares escondidos, en sus casas y en el campo.

Al mismo tiempo, el párroco empezó a acoger a los peregrinos en la iglesia, permitiéndoles participar en el rosario y en la celebración de la eucaristía. Los videntes también rezaban ahí el rosario. La Virgen se apareció a veces, durante este período, en la iglesia. Incluso una vez, el mismo párroco, mientras rezaba el rosario, vio a la Virgen; inmediatamente interrumpió la oración y espontáneamente comenzó a cantar un canto popular: “Lijepa si, lijepa Djevo Mario” (“Oh, qué bella eres Santísima Virgen María”). Así, él, que hasta entonces no solamente había dudado, sino estado en contra del más mínimo hablar sobre las apariciones, se convirtió en el defensor de ellas. Dio testimonio de su apoyo a las apariciones a tl punto que fue condenado a prisión.

viernes, 29 de octubre de 2010

Breve historia de las apariciones de la Virgen María en Medjugorje (parte I)

En Medjugorje (Citluk, Bosnia y Herzegovina) por más de veinte años, seis testigos fidedignos perseverantemente dan fe bajo juramento que, desde el 24 de junio de 1981, la Bienaventurada Virgen María se les aparece hasta el día de hoy.

El primer día:

En la fecha citada, hacia aproximadamente las seis de la tarde, en al zona de la colina de Crnica, conocida como Podbrdo, los niños Ivanka Ivankovic, Mirjana Dragicevic, Vicka Ivankovic y Milka Pavlovic vieron a una increíblemente bella mujer joven, con un niño pequeño en brazos. No les dijo nada, pero les indicaba con gestos que podían acercarse. Sorprendidos y asustados, tuvieron miedo de hacerlo, aunque pensaron inmediatamente que era la Virgen.

El segundo día:

El 25 de junio de 1981, los niños quedaron en encontrarse nuevamente en el mismo lugar donde el día anterior se había aparecido la Virgen, esperando verla nuevamente. De repente hubo un destello de luz, los niños miraron hacia arriba y vieron a la Virgen, esta vez sin el niño.

Era indescriptiblemente bella, sonriente y alegre. Les hizo un gesto para que se acercaran, los niños se animaron y subieron hacia Ella. Inmediatamente cayeron de rodillas y empezaron a rezar el Padrenuestro, Avemaría y Gloria. La Virgen rezaba con ellos, menos el Avemaría.

Después de rezar, empezó a hablar con los niños. Lo primero que le preguntó Ivanka fue por su madre, que hacía dos meses que había fallecido. Mirjana pidió a la Virgen alguna señal para dar a la gente y demostrarle que no estaban locos o mentían, como algunos habían dicho.

La Virgen dejó a los niños, finalmente con estas palabras: “¡Dios esté con vosotros, mis ángeles!”. Antes, cuando le preguntaron si la volverían a ver al día siguiente, les contestó asintiendo con la cabeza.

Según los videntes, todo el encuentro fue indescriptible. Ese día, dos niños que formaban parte el grupo del primer día, no estaban: Ivan Ivankovic y Milka Pavlovic. En su lugar vinieron Marija Pavlovic y Jakov Colo. Desde entonces, según esos seis niños, la Virgen se les aparece regularmente.

El tercer día:

El 26 de junio de 1981, muy ilusionados, los niños esperaron hasta las seis de la tarde (hora en la cual la Virgen se les había aparecido previamente). Iban hacia el mismo lugar, el monte Podbrdo, para encontrarse con Ella. Estaban muy contentos, aunque al preguntarse cuál sería el resultado de todo aquello, su alegría se mezclaba con temor. A pesar de todo, los niños sentían una fuerza interior que les empujaba a encontrarse con la Virgen.

De repente, mientras estaban camino al encuentro, una luz destelló tres veces. Para ellos y para los que los seguían, era una señal indicando el paradero de la Virgen. De golpe, Ella desapareció, pero cuando los niños empezaron a rezar, volvió a acudir. Estaba alegre y sonriendo serenamente, y otra vez más, su belleza era irresistible.

Cuando salieron de la casa, algunas mujeres mayores les aconsejaron llevar agua bendita para asegurarse de que la visión no fuera el demonio. Cuando estuvieron con la Virgen, Vicka tomó el agua y la tiró en su dirección diciendo: “Si tu eres nuestra Madre Bendita, por favor quédate, y si no, aléjate de nosotros”. La Virgen sonrió al oír esas palabras y se quedó con ellos. Entonces Mirjana le preguntó su nombre y Ella le contestó: “Soy la bienaventurada Virgen María”.

Ese mismo día, bajando del Podbro, la Virgen se apareció nuevamente, esta vez sólo a Marija, diciendo: “Paz, paz, paz y solo paz”. Detrás de Ella, Marija pudo ver una cruz. La Virgen lo ratificó con lágrimas: “La paz debe reinar entre el hombre y Dios, y entre todos los pueblos”.

El cuarto día:

El 27 de junio de 1981, la Virgen se apareció tres veces a los niños y dio a los sacerdotes el siguiente mensaje: “Han de creer firmemente y han de cuidar la fe del pueblo”. Nuevamente, Jakov y Mirjana pidieron una señal porque la gente había empezado a acusarles de mentir o de tomar drogas. “No tengáis miedo de nada”, es contestó la Virgen.

Antes de despedirse, al preguntarle si volvería, dijo que lo haría. Bajando el Podbro, la Virgen se apareció una vez más para despedirse con estas palabras: “¡Que Dios esté con vosotros, mis ángeles, idos en paz!”.

lunes, 18 de octubre de 2010

Cinco piedras (II)

La historia de David puede parecernos bastante insólita, usar una piedra y una honda para vencer a un guerrero gigante suena bastante inverosímil. David venció a Goliat no por su valentía o sus humildes armas, sino porque tenía su confianza puesta en Dios.

Hoy, la Santísima Virgen María se aparece todos los días en Medjugorje (Bosnia Herzegobina), desde el 25 de junio de 1981. Viene a nosotros como Reina de la Paz a recordarnos que Dios está vivo y quiere que todos sus hijos se salven. En sus mensajes ella nos llama “Queridos hijos”, porque eso es lo que somos cada uno de nosotros: un hijo querido, una hija querida de María. Ella quiere conducirnos de regreso a Dios y nos pide que permitamos que Él toque nuestro corazón, que nos cambie a través de la oración.

Así como David venció a Goliat con su honda y cinco piedras, nosotros también debemos vencer a nuestro propio Goliat: nuestro egoísmo, nuestra soberbia, nuestra envidia… todo lo que nos aparta de Dios. No estamos solos en nuestra batalla diaria para acercarnos más y más a Nuestro Padre, María nos acompaña, nos guía y nos ofrece cinco piedras: la oración con el corazón, el ayuno, la penitencia, la Eucaristía y la Biblia. La honda es nuestra fe, la cual debemos hacer crecer día a día. Fe y confianza en Dios, como David.

Oración:

La Virgen María nos llama a orar, pero a orar con el corazón. El cristiano no puede vivir sin oración. La oración es lo que nos une a todos los hijos de Dios del mundo. El Padre nos hizo a su imagen y semejanza y quiere que entendamos por qué somos tan importantes para Él. Lo único que nos pide es que en nuestro corazón esté el regalo especial del amor que Él nos ha dado. Si un hombre tiene el corazón endurecido no puede orar, pero si comienza a orar un poco todos los días, todo cambiará para él. Dios quiere que reconozcamos que la oración nos sana, con la oración seremos capaces de acercarnos nuevamente a Él.

Orar con el corazón es también ofrecer a nuestros enemigos a Dios, ponerlos en nuestro corazón y perdonarlos. Si tienes odios contra otros, déjalos a los pies de Jesús en la cruz.

Esas cinco piedras dadas a David son también las cinco decenas del Rosario. El Rosario es un arma garantizada por Dios, podemos estar seguros de eso y creerlo. Es una biografía, es la historia de la vida de Jesús y de María.

María quiere llevarnos al grado más alto de intimidad con Dios, pero esa vida de intimidad no será posible si no hay comunicación con Él. Cuando en los mensajes la Santísima Virgen nos habla de la oración, nos pide:

1) Ponerla en primer lugar de nuestro día y de nuestra vida (25 – 12 – 1991).

2) Que la hagamos en forma enteramente consciente y activa, no por rutina y compromiso (28 – 5 – 1985; 5 – 2 – 1985).

3) Que sea una oración perseverante (5 – 12 – 1989; 26 – 7 – 1989).

4) Que hagamos de nuestra oración un verdadero encuentro con Dios (14 – 7 – 86; 25 – 12 – 1987; 25 – 11 – 1988)

Ayuno:

La Virgen María nos pide que ayunemos a pan y agua, miércoles y viernes. Ayunar no quiere decir únicamente abstenerse de comer, sino que el ayuno nos libera del egoísmo ya que cuando lo hacemos nos sacrificamos por amor. Nunca seremos capaces de comprender la cruz de Jesús como el misterio supremo de amor, si no comenzamos a ayunar.

El ayuno nos regresa a los tiempos antiguos, cuando la gente ayudaba para acercarse más a Dios. En los momentos decisivos de la historia de Israel encontramos largos ayunos. Moisés iba a recibir las tablas de la Ley y a formalizar la nueva Alianza con el Señor. Para este acontecimiento se preparó con un ayuno de cuarenta días. Al final de esta experiencia su rostro reflejaba intensamente la Luz Divina.

Jesús se preparó para emprender el camino que debía llevarlo al ministerio pascual con un ayuno de cuarenta días, signo de su abandono total en las manos de Su Padre

Ayunar no significa sólo ‘no comer’; tiene un significado más amplio y más profundo, ayunar significa renunciar, quedar libres de muchas preocupaciones, proyectos, ídolos, etc. Cualquier tipo de apego exagerado a una cosa es una atadura, una esclavitud, por lo tanto al ayunar uno puede quitar ese tipo de ataduras.

Los enfermos o los desvalidos no deben ayunar a pan y agua, pero hay muchas formas de ayunar, por ejemplo: dejar de fumar, dejar de ver la televisión, dejar de dormir y velar en oración, dejar de mentir, de criticar, de murmurar por un día. Dejar de pecar y hacer a un lado la soberbia, recordando que somos hijos de Dios y que sin Él nada podemos hacer.

“El ayuno del cuerpo es necesario, pero el ayuno todavía mas necesario es el del pecado. Ayunen una vez a la semana a pan y agua, en honor al Espíritu Santo, además de los viernes” (11 – 12 – 1982). “Que todos encuentren la manera de ayunar: el que fuma, que no fume; el que toma alcohol que no tome; que cada renuncie a algo que le guste” (1 – 3 – 1984). “Si con el ayuno desean recibir la gracia de Dios, que nadie sepa que están ayunando. Ayunen además los miércoles y los viernes” (8 – 2 – 1984).

Penitencia:

María Santísima nos pide que nos confesemos, al menos, una vez al mes. “Es necesario invitar al pueblo a que se confiese una vez al mes” (6 – 8 – 1982). “Si los cristianos empezaran a reconciliarse con Dios y con los hombres una vez al mes mediante la confesión, pronto se curarían espiritualmente” (7 – 11- 1983).

Jesús se pone feliz cuando llega un pecador a descargar sus pecados en la Confesión. Él lo perdona y lo abraza con mucho amor, pues nunca lo ha dejado de amar. El sacramento de la Reconciliación es el sacramento de la misericordia. A través de nuestras oraciones y nuestra conversión Dios está sanando a la Iglesia. La Confesión es lo que nos lleva a la Resurrección. Jesús nos dio este sacramento para que nos sintiéramos en paz y con amor. No le demos la espalda a Jesús.

Eucaristía:

La Eucaristía es un sacrificio, el sacrificio de Cristo por todos nosotros. En el altar, el sacerdote ofrece el Don Supremo, el Don más Precioso: a Jesús mismo. Es Él mismo quien en ese momento dice: “Tomad y comed todos de él, porque este es mi Cuerpo”.

Hemos olvidado que Jesús está real y verdaderamente presente en la Sagrada Eucaristía. Pensemos qué hermoso es poder recibirlo con el corazón puro y arrepentido, libres de cualquier atadura. ¡Qué alegría siente el Señor cuando vamos a Misa y nos acercamos a recibirlo!

Para poder vivir la Santa Misa, debemos prepararnos. Llegar con anticipación a la Iglesia para contar con tiempo para hacer oración y pedirle al Señor que prepare nuestro corazón para el encuentro con Él. Al termino de la Misa, no salgamos apresuradamente afuera. Quedémonos un tiempo más adorando a Dios que está en nuestro corazón. Démosle gracias por todos los dones que nos da, especialmente por el Don más grande de todos: la Presencia Real de Jesús en la Eucaristía. Adorémoslo en silencio, démosle la oportunidad de que nos hable al corazón. De ese modo, Jesús podrá sanar nuestras heridas y llenarnos de fortaleza y amor.

“Queridos hijos, hoy los invito a enamorarse de Jesús Sacramentado en la Eucaristía. Adórenlo en las parroquias… Jesús será su amigo… Él será la mayor alegría para ustedes, hijitos, cuando ustedes adoran a Jesús, también están cerca de Mí” (25 – 9 – 1995).

En resumen la Reina de la Paz nos pide sobre la Eucaristía:

1) Desearla como el mayor tesoro que el Señor nos ha dejado para nuestro provecho.

2) Esperarla como se espera un gran acontecimiento.

3) Prepararse con las debidas disposiciones de espíritu y corazón.

4) Estar en el templo un poco antes de empezar la Misa y hacerlo con gusto, como quien espera un extraordinario encuentro.

5) Asistir con respeto, humildad y buen comportamiento.

6) Escuchar con fe y atención la Palabra Divina.

7) Participar de corazón y no solo materialmente.

8) Comulgar en la Santa Misa, haciendo de ella el más grande acontecimiento del día y de la vida. Ya que comulgar es más que ver.

9) Adorar a Jesús que viene a nosotros inundando de ternura, de amor y de misericordia.

10) Enamorarnos de Jesús Sacramentado.

11) Pedirle cuanto queramos de su riqueza infinita para con nuestra extrema indigencia.

Biblia:

Este gran libro es el único que no se puede leer sin el corazón. La Virgen lloró en Medjugorje cuando habló de la Biblia, dijo que nosotros elegimos mal porque no hemos elegido la Biblia. Leemos montañas de diarios y revistas, nos pasamos horas enteras frente a la televisión o la computadora; así elegimos nuestras propias palabras, palabras humanas, y dejamos de lado la Palabra de Dios.

Debemos redescubrir la Biblia, comenzar a vivirla y escuchar atentamente lo que nos revela. No olvidemos lo que la Palabra Divina hizo en el corazón de la Virgen y, como Ella, también debemos decir “Sí” al Señor.

La Palabra de Dios siempre es actual, tiene siempre el mismo poder y espera nuestro “Sí”. Comencemos a leer un pasaje por día, grabémoslo en nuestra mente y en nuestro corazón, llevémoslo dentro de nosotros durante el día. En los momentos difíciles volvamos a recordarlo y pidamos que esas palabras se refuercen en nosotros.

“Hijitos, los invito a todos a llevar la Palabra de Dios en su corazón y en sus pensamientos. En sus hogares pónganla en un lugar visible. Léanla y vívanla” (25 – 8 – 1996).

“Pequeños míos, oren y lean las Sagradas Escrituras a fin de que descubran en ellas el mensaje para ustedes” (25 – 6 – 1991).

domingo, 17 de octubre de 2010

Cinco piedras (parte I)

El relato de David y Goliat está enmarcado en la tercera parte de la historia sagrada, luego del Génesis y del Éxodo. Los israelitas todavía no son dueños de las tierras de Canaán pero las doce tribus se han acostumbrado a una vida campesina y sedentaria, luego de haber sido pastores errantes.

Establecidos en los cerros, deben lidiar con el asedio de los filisteos que viven en la fértil llanura de la costa, en las ciudades de Gat, Gaza, Azoto, Ascalon y Acarón.

En este momento, los israelitas sienten la necesidad de unirse en torno a un solo rey, una autoridad estable y permanente que sustituya a los “jueces”, esos inspirados que no siempre están cuando el pueblo los necesita. De esta manera, Saúl fue elegido el primer rey de Israel. A sus órdenes se encontraba David de Belén, “valiente y hábil para la guerra, agradable para conversar, de buena presencia y muy favorecido de Yavé”, (1-Samuel 16:18).

En aquellos días “salió de entre las filas filisteas un guerrero llamado Goliat. Era de la ciudad de Gat y medía alrededor de tres metros de altura. Toda su armadura y sus armas eran de bronce: el casco que llevaba en la cabeza, la coraza de escamas de que iba revestido y que pesaba sesenta kilos, las polainas que cubrían sus piernas y la lanza que cargaba a sus espaldas. Esta era tan gruesa como un palo de telar, terminaba en una punta de hierro y pesaba siete kilos.

Delante de él marchaba el que llevaba su escudo. Se detuvo frente a las líneas israelitas y gritó: ‘¿Por qué han salido para ponerse en orden de batalla? Yo soy filisteo; ustedes, en cambio, son los servidores de Saúl. Escojan, pues, un hombre que pueda pelear conmigo. Si es más fuerte que yo y me mata, nosotros seremos sus esclavos, pero si yo soy más fuerte y lo mato, entonces ustedes serán nuestros esclavos y nos servirán.’ Y el filisteo agregó: ‘Este es mi desafío a los israelitas: preséntenme un hombre para que luchemos juntos’. Al oír esto, Saúl y todo Israel quedaron asombrados y asustados”, (1-Samuel 17:4 – 11). “El filisteo se presentaba cada mañana y tarde, y lo hizo por espacio de cuarenta días” (1-Samuel 17:16).

“David dijo a Saúl: ‘¡No hay por qué tenerle miedo a ese! Yo, tu servidor, iré a pelear con ese filisteo’. Dijo Saúl: ‘No puedes pelear contra él, pues tu eres un jovencito y él es un hombre adiestrado para la guerra desde su juventud’.

David le respondió: ‘Cuando estaba guardando el rebaño de mi padre y venía un león o un oso y se llevaba una oveja del rebaño, yo lo perseguía, lo golpeaba y se lo arrancaba. Si se volvía contra mí, lo tomaba de la quijada y lo mataba hasta matarlo. Yo he matado leones y osos; lo mismo haré con este filisteo que ha insultado a los ejércitos del Dios vivo’. Y añadió David ‘Yavé, que me ha librado de las garras del león y del oso, me librará de las manos de este filisteo’.

Entonces Saúl dijo a David ‘Vete y que Yavé sea contigo’. Luego Saúl le puso su equipo de combate. Le dio un casco de bronce y una coraza. Después, David se abrochó el cinturón con la espada por sobre la coraza pero no pudo andar porque no estaba acostumbrado. Y se deshizo de todas esas cosas. Tomó, en cambio, su bastón, escogió en el río cinco piedras lisas y las colocó en su bolsa de pastor. Luego avanzó hacia el filisteo con la honda en la mano.

El filisteo se acercó más y más a David, precedido por el que llevaba su escudo, y cuando lo vio lo despreció porque era un jovencito. Y le dijo: ‘¿Crees que soy un perro para que vengas a amenazarme con un palo? ¡Que mis dioses te maldigan! ¡Ven a atacarme para poder así tirar tu cuerpo a las aves de rapiña y a las fieras salvajes!’.

David, empero, le respondió: ‘Tú vienes a pelear conmigo armado de jabalina, lanza y espada; yo, en cambio, te ataco en nombre de Yavé, el Dios de los Ejércitos de Israel, a quien tú has desafiado. Hoy te entregará Yavé en mis manos, te derribaré y te cortaré la cabeza. Y hoy mismo daré tu cadáver y los cadáveres del ejército filisteo a las aves de rapiña y a las fieras salvajes. Toda la tierra sabrá que hay un Dios en Israel, y sabrán todas estas gentes que Yavé no necesita espada o lanza para dar la victoria, porque la suerte de la batalla está en sus manos’.

Cuando el filisteo se lanzó contra David, éste metió rápidamente su mano en la bolsa, sacó la piedra y se la tiró con la honda. La piedra alcanzó al filisteo, hundiéndosele en la frente. Este cayó de bruces al suelo. David, entonces, corrió y se puso de pie encima de su cuerpo, tomó su espada y lo remató cortándole la cabeza. Los filisteos al ver muerto a su héroe, huyeron. Así pues sin otra arma que su honda y una piedra, David derrotó al filisteo y le quitó la vida” (1-Samuel 17:32 – 51).