Si yo pudiera, Virgen pía, darte
Mi corazón como se da una lámpara,
Lo sacaría de mi pecho, vivo,
Para labrarlo como fina plata.
¡Que gloria estar contigo noche a noche,
Arder por ti como flameante llama,
Y que tú digas, plácida a los ángeles:
-¡Siempre me alumbra hasta que llega el alba!
¡Qué gloria iluminar, ¡oh madre mía!,
Tus pies menudos de camelia blanca
Y ser el óleo que por ti se quema
En el ardiente cuenco de tu lámpara!
Tómame, así, ¡oh Virgen del Socorro!,
Fortuna y salvaguardia de mi casa,
Y acepta, para el templo que tú habitas,
El sillar que te ofrece mi esperanza.
Juana de Ibarbourou
miércoles, 7 de julio de 2010
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Como devoto de la Virgen,no deja de emocionarme estos versos de nuestra Juana,y acudimos a rezar ante ella periódicamente en su Santuario de la calle Tapes de Montevideo .Jorge Rafael Pauletti.-
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